Visitamos el tapiz de Miró por delante (y por detrás)
La obra de Joan Miró es conocida por todos y está en el imaginario popular pero lo que no es tan conocido por todo el mundo es su etapa textil de los años 70, en la que produjo juntamente con el artista Josep Royo unos tapices monumentales.
La idea de que un artista pictórico trabaje junto con un artista textil no es nueva, pero Miró no traspasó uno de sus cuadros a un textil, que es lo que muchos esperarían, sino que trabajó codo a codo y confeccionó un tapiz desde cero, creando una obra en exclusiva.
Josep Royo es un artista textil formado en la Fàbrica de Tapissos Aymat de Sant Cugat del Vallès (Barcelona) que luego se convirtió en la Escola Catalana del Tapís. Realizaron varios tapices de grandes dimensiones, uno desapareció en el atentado de las torres gemelas en Nueva York en el 2001, otro está guardado en el almacén de un museo estadounidense y el único que está expuesto al público actualmente es el de la Fundació Miró en Barcelona.
El tapiz fue concebido en un principio para que se pudiera ver de ambos lados pero al final, fue expuesto contra una pared y la parte trasera quedó oculta. Este año por primera el tapiz ha sido separado de la pared y se ha hecho una restauración y estudio del color.
Tuvimos la suerte de que la Fundació Miró nos invitara para ir al archivo con las conservadoras y ver todos sus esbozos y conocer más de cerca su proceso de creación del tapíz.
Fue una experiencia única y muy interesante.
El original en el archivo de la Fundación Joan Miró
El tapiz tiene texturas, voluminosidad y con diferentes materiales; lana, algodón, yute, cáñamo… Tardaron un año en reunir todo el material necesario para el tapiz y habilitaron una antigua harinera en Tarragona para trabajar con esas dimensiones. El tapiz pesa 1 tonelada y mide 7,5 por 5 metros.
Si estáis por Barcelona tenéis tiempo hasta este domingo 12 de mayo para ver la parte trasera. Sinó siempre podéis ver la parte de delante, que sinceramente, es muy increíble de ver en persona y las fotos no le hacen justícia. Es una pieza hipnótica, y de hecho, la que más éxito tiene entre el público infantil que visita el museo…
Fundació Miró
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